Misterios del Santo Rosario: Misterios Gloriosos

 Misterios Gloriosos

(Introducción)

Los misterios gloriosos son parte de la oración católica del Rosario, en concreto la última de las cuatro series de cinco misterios. Después de los misterios gozosos del anuncio y la infancia de Jesús, los misterios luminosos de la vida pública de Cristo y los misterios dolorosos de la pasión, estos «misterios gloriosos» unen la tierra y el cielo, desde la resurrección de Cristo hasta la Coronación de María en el Cielo.

Desde la institución de los misterios luminosos por Juan Pablo II, se reservan el miércoles y el domingo para recitar y meditar los misterios gloriosos.

Se incluye la designación en latín entre paréntesis después del nombre de cada misterio.


Misterios Gloriosos del Santo Rosario

Primer Misterio Glorioso: La resurrección del Hijo de Dios

«El primer día de la semana, muy de mañana, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. Pero encontraron que la piedra había sido retirada del sepulcro, y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían que pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas dos hombres con vestidos resplandecientes. Ellas, despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron: "¿Por qué buscáis ente los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado"» (Lc 24, 1-6).   

Después de una breve pausa de reflexión, un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.


Segundo Misterio Glorioso: La Ascensión del Señor al cielo

«El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió al cielo y se sentó a la derecha de Dios» (Mc 16, 19). 

Después de una breve pausa de reflexión, un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.


Tercer Misterio Glorioso: La venida del Espíritu Santo

«Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse» (Hch 2, 1-4). 

Después de una breve pausa de reflexión, un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.


Cuarto Misterio Glorioso: La Asunción de María al cielo

«Todas las generaciones me llamarán bienaventurada porque el Señor ha hecho obras grandes en mí» (Lc 1, 48-49). 

Después de una breve pausa de reflexión, un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.


Quinto Misterio Glorioso: La coronación de María como Reina y Señora de todo lo creado

«Una gran señal apareció en el cielo: una mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza» (Ap 12, 1). 

Después de una breve pausa de reflexión, un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria.


Paz y bien.

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